4 de julio de 2011

estaba el diablo mal parado en la esquina de mi barrio, ahí donde dobla el viento y se cruzan los atajos. al lado de él estaba la muerte con una botella en la mano, me miraban de reojo y se reían por lo bajo. y yo que esperaba no sé a quien al otro lado de la calle del otoño, una noche de bufanda que me encontró desvelado.entre dientes oí a la muerte que decía así: 'cuantas veces se habrá escapado, como laucha por tirante, y esta noche que no cuesta nada, ni siquiera fatigarme. podemos llevarnos un cordero por solo cruzar la calle'.
yo me escondí tras la niebla y miré al infinito a ver si llegaba a ese que nunca iba a venir. estaba el diablo mal parado en la esquina de mi barrio. al lado de él estaba la muerte con una botella en la mano.
y temblando como la hoja, me crucé para encararlos, y les dije 'me parece que esta vez me dejaron bien plantado'. les pedí fuego y del botillo saqué una rama para convidarlos, y bajo un árbol del otoño nos quedamos chamuyando. me contaron de sus vidas, sus triunfos y fracasos, de que el mundo andaba loco, y hasta el cielo fue comprado. y más miedo que ellos dos me daba el propio ser humano, y quizás no esperaba a nadie y entre las risas del aquelarre.
el diablo y la muerte se fueron amigando, ahí donde dobla el viento y se cruzan los atajos, ahí donde brinda la vida, en la esquina de mi barrio.

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